El objetivo de Austin era transformar el derecho en una verdadera ciencia. Para hacer esto, creía que era necesario purgar la ley humana de todas las nociones moralistas y definir conceptos legales clave en términos estrictamente empíricos. La ley, según Austin, es un hecho social y refleja las relaciones de poder y obediencia. Este doble punto de vista, que (1) la ley y la moralidad están separadas y (2) que todas las leyes hechas por el hombre («positivas») se remontan a los legisladores humanos, se conoce como positivismo legal., Basándose fuertemente en el pensamiento de Jeremy Bentham, Austin fue el primer pensador legal en elaborar una teoría positivista del derecho completamente desarrollada.
Austin argumenta que las leyes son reglas, que él define como un tipo de comando. Más precisamente, las leyes son órdenes generales emitidas por un soberano a los miembros de una sociedad política independiente, y respaldadas por amenazas creíbles de castigo u otras consecuencias adversas («sanciones») en caso de incumplimiento., El soberano en cualquier sistema legal es esa persona, o grupo de personas, obedecida habitualmente por la mayor parte de la población, que no obedece habitualmente a nadie más. Una orden es un deseo declarado de que se haga algo, emitido por un superior, y acompañado de amenazas en caso de incumplimiento. Tales órdenes dan lugar a obligaciones legales de obedecer. Tenga en cuenta que todos los conceptos clave en este relato (ley, soberano, comando, sanción, deber) se definen en términos de hechos sociales empíricamente verificables., Ningún juicio moral, según Austin, es necesario para determinar lo que es la ley – aunque por supuesto la moralidad debe ser consultada para determinar lo que debería ser la ley. Austin como utilitarista creía que las leyes deberían promover la mayor felicidad de la sociedad.