Preparación de los churros:
– Ponemos la harina en un bol grande y, en una cazuela, calentamos el agua con la sal y la mantequilla.
– Cuando empiece a hervir, la vertemos sobre la harina y lo vamos mezclando bien con unas varillas hasta que quede una masa compacta y flexible. Es importante que lo hagamos poco a poco para evitar que se formen grumos, hay que tener paciencia y no parar de remover hasta que se forme la masa. Pero, ¿cómo saber si está lista?, Cuando estemos removiéndola y la masa se nos despegue del bol sin ningún problema, ya está preparada.
– Introducimos esta masa en una churrera o manga pastelera con la boquilla en forma de estrella. Se aconseja la churrera porque compacta la masa y elimina el aire, para evitar que los churros salten luego en el aceite. Si usamos manga pastelera, las hay de plástico desechable, para no tener que limpiarlas después.
– Vamos haciendo las porciones de churros sobre un paño de cocina, mientras ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de oliva suave o aceite de girasol.,
– Cuando el aceite esté caliente, a unos 195-200ºC, iremos introduciendo las porciones de masa para freír, pero bajando el fuego a nivel medio para evitar que los churros se queden crudos por dentro.
– Una vez fritos, retiramos a una bandeja con papel de cocina para absorber el exceso de aceite.
– Servimos espolvoreados de azúcar por encima.
Sean porras o churros, lo que marca la diferencia entre los churros caseros buenos y los que no, es que sean crujientes, no estén grasientos y que no sepan a harina cruda.,
Así que, no te hacen falta ingredientes caros para hacer churros caseros, los tenemos en nuestra cocina. Además, la masa de churros se puede conservar en la nevera o incluso congelar y sacarla el día anterior, para luego solo freírlos y a disfrutar de unos buenos churros caseros. Y si los acompañamos de chocolate a la taza, mejor que mejor. ¡A disfrutar!
Y si después de esto, todavía no te hemos convencido, siempre puedes comprarlos congelados en tu supermercado habitual.