Tratamientos
Es preciso proporcionar al paciente una información adecuada y comprensible sobre las características de su enfermedad, especialmente de su cronicidad y del pronóstico benigno de la misma. Establecer una buena relación paciente-médico favorecerá la evolución y disminuirá el número de consultas. No hay que minusvalorar las molestias del enfermo, ya que sus síntomas son reales., Una vez que el paciente haya entendido su patología y haya podido resolver todas sus dudas, se pueden iniciar diversos tratamientos dependiendo de la naturaleza e intensidad de los síntomas. Las posibilidades actualmente disponibles incluyen:
Medidas higiénico-dietéticas:
Evitar temporalmente aquellos alimentos y bebidas que desencadenen o empeoren sus síntomas (tóxicos como el tabaco, estimulantes como el alcohol y el café, los que produzcan gases en exceso, etcétera). Aconsejar la realización de ejercicio físico adecuado a su edad y evitar el sedentarismo., Si predomina el estreñimiento habrá que aconsejar el aumento en la ingesta de fibra: frutas, verduras, cereales, ensaladas, etcétera. En este sentido, la dieta mediterránea puede ser un patrón de referencia.
Fármacos:
Sólo cuando la intensidad de los síntomas así lo aconseje, se puede recurrir a la toma de medicamentos dirigidos a controlar el síntoma predominante y durante un periodo limitado de tiempo. Pueden ser inhibidores de los espasmos (espasmolíticos), estimulantes de la motilidad (procinéticos), antidiarreicos, laxantes, antidepresivos y ansiolíticos.,
Según Moreno García, existen muchos medicamentos que se pueden emplear en monoterapia o combinándolos según los síntomas predominantes:
Fibra: existen diversos tipos de fibra, la soluble (ispagula, psilio) y la insoluble (salvado de trigo). En varios estudios, se valoraba los efectos de las distintas fibras en el síndrome de intestino irritable, apreciando que la fibra soluble mejoraba la sintomatología, excepto la distensión y el dolor abdominal. La fibra insoluble no demostró una mejoría significativa.
Laxantes: se utilizan en los casos con predominio de estreñimiento.,
Antidiarréicos: son fármacos que se emplean en los casos que predomina la diarrea. Dentro de este grupo tenemos la loperamida, la codeina y las resinas de intercambio iónico.
Espasmolíticos: son fármacos que actúan sobre la fibra muscular lisa del tubo digestivo, inhibiendo su motilidad. Suelen mejorar el dolor abdominal en un alto porcentaje de pacientes.
Agonistas de los receptores de serotonina 5HT4: estos medicamentos estimulan la motilidad intestinal y reducen la sensibilidad visceral, por lo tanto mejoran el transito intestinal y mejoran el dolor., Estarían indicados en casos de estreñimiento que no responde a otras medidas. Actualmente, tenemos comercializada la prucaloprida, que se emplea en casos seleccionados.
Linaclotida: es un péptido que se une a los receptores de guanilato ciclasa C del intestino. Esto provoca una reducción de la sensibilidad intestinal, reduciendo el dolor abdominal y aumentando la cantidad de liquido que se produce a nivel intestinal y bloqueando su absorción, con lo que mejora el tránsito intestinal. Se usa en los casos con estreñimiento moderado o grave sin respuesta a tratamiento previos., Tiene muy buen perfil de seguridad, siendo muy seguro.
Antidepresivos: se han usado no para regular el estado de ánimo, si no por su mecanismo de acción a nivel intestinal. Existen dos grupos, los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina, y los ISRS, más modernos y mejor perfil de seguridad, entre ellos destaca la paroxetina. Estos medicamentos regulan la sensibilidad visceral y favorecen la motilidad.
Probióticos: su papel aun no está totalmente demostrado, pero parece que mejoran el meteorismo y la distensión abdominal.,
Otras:
Técnicas como psicoterapia, la acupuntura o la hipnoterapia pueden ayudar a algunos pacientes a sobrellevar mejor los síntomas del colon irrititable.
Jiménez apunta que «cabe destacar que no existen fórmulas mágicas (limpieza de colon, dietas definitivas) que consigan curar la enfermedad ya que es un trastorno crónico que cursa en brotes o periodos que se alternan con otros de remisión clínica».